domingo, 14 de junio de 2015

Del mito al logos


I

La realidad está condicionada por tus palabras. La tuya también.

En las relaciones los discursos que se construyen sobre el universo lo deforman y todo lo que queda fuera de nosotras es inexistente, incomprensible. El uso que hacemos de las palabras es tan íntimo, tan mutuo que ya son nuestras.

Las relaciones se rompen, las palabras se convierten en sal.

Lo que quedaba fuera ahora tiene un lugar
en otro lugar
antes inaccesible.

Por inercia o voluntad de supervivencia, nos adaptamos; cambia el discurso, se pierden las deidades, para que la rutina tenga sentido cuando tu no estés, una utopía inasible de antemano.

En un día de sinceridad con uno mismo

te ves al borde del fin del mundo conocido, dos discursos que cambian y fluctúan, un tercero que te sube la marea. Tres momentos simultáneos donde el yo es un presente que siempre intenta pasar desapercibido y no mirar para atrás. Y eres irreconciliable, ella nunca existió. Sabes que no volverás a ser ahora ni antes, que te olvidarás y que la tierra jamás fue plana.

Sonríe, que te vas a echar de menos.

II

Si me dijeras que fuera a abrazarte
bajaría a cualquier infierno a por ti.



3 comentarios:


  1. Te deslizas en la cama
    De leche helada tus hermanas las flores
    Y tus hermanos los frutos
    Por el rodeo de sus estaciones
    En la aguja iridisada
    En la cadera que se repite
    Tus manos tus ojos y tus cabellos
    Se abren a los crecimientos nuevos
    Perpetuos

    Espera espera espera
    Que vas a sonreírte
    Por primera vez

    Espera
    Que vas a sonreírte
    Para siempre
    Sin pensar en morir.



    Eluard




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  2. Hmmm, he estado pensando que sería más bien sinteticidad sublimada, ¿no? Y ya me callo :33

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